El ultrasonido renal es una prueba de diagnóstico no invasiva que utiliza ondas sonoras de alta frecuencia para obtener imágenes detalladas de los riñones y las estructuras cercanas, como la vejiga y los uréteres.
Durante el procedimiento, se aplica un gel conductor sobre la piel del abdomen o la zona lumbar y se pasa por encima un transductor de ondas sonoras que rebotan en los órganos y tejidos, creando imágenes en tiempo real que permiten evaluar el tamaño, la forma y la estructura de los riñones. Se trata de un examen indoloro y seguro, ya que no utiliza radiación, por lo que se puede realizar en todo tipo de pacientes.
Esta técnica se utiliza normalmente para detectar problemas en los riñones, como cálculos renales, tumores, quistes renales o infecciones, bloqueos en las vías urinarias o monitorizar la función renal en personas con enfermedad renal crónica. Por eso, el ultrasonido renal resulta fundamental para un diagnóstico precoz de alteraciones renales, el seguimiento de pacientes con afecciones crónicas del sistema urinario y la planificación del tratamiento adecuado para estos casos.