El rechazo hace referencia a cuando el sistema inmunitario del organismo responde negativamente ante un órgano extraño trasplantado e intenta atacarlo. Es por eso que, tiempo antes del trasplante, el paciente se debe medicar con inmunodepresores para intentar evitar ese futuro rechazo.
Existen distintos tipos de rechazo dependiendo de su severidad:
- Rechazo hiperagudo: Ocurre minutos después del trasplante. No existe tratamiento para ello y supone la pérdida del órgano trasplantado.
- Rechazo agudo acelerado: Sucede durante la primera semana tras el trasplante, pero puede tratarse y no perder el órgano.
- Rechazo agudo: Es muy común sufrir este tipo de rechazo a lo largo de los primeros meses tras el trasplante, pero con un diagnóstico temprano y tratamiento no supone la pérdida del órgano.
- Rechazo crónico: Durante los años posteriores al trasplante continúa rechazándolo, lo que significa que el órgano trasplantado poco a poco irá perdiendo su función.