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La enfermedad renal crónica puede conllevar un gran deterioro del estado físico de la persona con enfermedad renal, ya que el tratamiento renal sustitutivo puede suponer el establecimiento de una rutina muy ligada al sedentarismo, además del propio deterioro producido por la evolución de la enfermedad renal.

Este estilo de vida inactivo puede influir en el agravamiento de la enfermedad y aumentar el riesgo de sufrir otras patologías asociadas. Es por eso que la fisioterapia renal y el ejercicio terapéutico cobran tanta importancia a la hora de aumentar la calidad de vida del/la paciente y mantener unos hábitos de vida saludables.

Así pues, es fundamental que el ejercicio esté totalmente individualizado a cada paciente, en función de su tratamiento, capacidades y cada etapa de la enfermedad.

Si quieres saber más acerca de los programas de fisioterapia para cada tipo de paciente con enfermedad renal, ¡en este artículo te lo contamos todo!

Beneficios de la fisioterapia durante la enfermedad renal

Como hemos explicado, el mantenimiento de una vida activa y alejada del sedentarismo, puede ayudar sustancialmente en el bienestar diario de las personas con enfermedad renal. Ya no solo a nivel físico, sino también en relación al manejo emocional.

Asimismo, se pueden destacar estos como algunos de los principales beneficios de la fisioterapia durante la enfermedad renal:

  • Mejora de la condición física: contribuye a que el/la paciente mantenga un peso corporal acorde a su edad, sexo y complexión; además de una mayor capacidad y autonomía para las actividades de la vida diaria (AVD).
  • Aumento de la vitalidad: aporta una mayor energía y funcionalidad para la realización de las AVD.
  • Regula la suficiencia cardiaca y respiratoria: ayuda a regular la tensión arterial, por lo que aporta mejor capacidad aeróbica al paciente.
  • Incremento de la fuerza muscular y densidad ósea: potencia el estado músculo-esquelético del/la paciente, lo que reduce el riesgo de lesiones y previene patologías osteo-musculares asociadas como artrosis u osteoporosis.
  • Control del dolor: disminuye o minimiza en la medida de lo posible el dolor y sufrimiento que este provoca.
  • Mejora del estado anímico y emocional: tanto la realización física como la sensación de pertenencia a un grupo de ejercicio, facilita la prevención de patologías como el estrés, la depresión o la ansiedad.
  • Regulación del descanso: una vida activa ayuda a mejorar la calidad del sueño y el descanso.
  • Previene el desarrollo de enfermedades asociadas: previene la aparición de patologías asociadas a la enfermedad renal y la edad, como la diabetes o la hipertensión arterial.

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Programa de fisioterapia para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis

Como hemos comentado, el mantenimiento de hábitos saludables y un estilo de vida activo es muy importante para las personas con enfermedad renal, por el conjunto de beneficios explicados anteriormente y todo lo que estos engloban.

La fisioterapia ayuda a evitar el deterioro físico ligado al proceso de la enfermedad renal, provocado en parte por los tratamientos farmacológicos (como los inmunodepresores). Así pues, también mejora el estado anímico de la persona con enfermedad renal, pues potencia su independencia, vitalidad y bienestar ante su nueva situación cambiante.

Por todo esto, es muy beneficioso establecer un programa de fisioterapia durante la enfermedad renal, pero especialmente es esencial para los/las pacientes en tratamiento de diálisis peritoneal o hemodiálisis, puesto que muchos ejercicios están enfocados en fortalecer la pared abdominal (diálisis peritoneal);  y el brazo donde se coloca la fístula en caso de hemodiálisis.

  1. Ejercicios para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis ➤
  2. Precauciones para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis ➤

Ejercicios para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis

Los ejercicios de fisioterapia, así como las cargas e intensidad de estos, siempre van a depender de la situación de cada paciente: su edad, el estadio de la enfermedad, sus capacidades, el desarrollo y evolución de la enfermedad… Así pues, dependiendo de estos factores, el programa se puede orientar hacia un mantenimiento, una mejora física o ralentizar el deterioro.

Estos son los ejercicios de fisioterapia recomendados para pacientes renales en diálisis peritoneal y hemodiálisis:

  • Ejercicio aeróbico: para potenciar la capacidad cardiorrespiratoria se ponen en práctica actividades como caminar, la bicicleta estática o nadar (precaución en pacientes con diálisis peritoneal a causa del catéter).
  • Ejercicios de movilidad: es bueno trabajar la movilidad global y articular, así como la elasticidad y flexibilidad, para disminuir la tensión muscular. Suelen tratarse de ejercicios de movimiento, coordinación y equilibrio, a los que se les puede añadir algo de carga con el uso de gomas elásticas o mancuernas. Yoga o pilates adaptado también valen.
  • Ejercicios respiratorios: junto al trabajo de movilidad o en actividades como yoga o pilates se practica también el control de la respiración. Tiene además un componente de relajación para la vuelta a la calma post-ejercicio.
  • Ejercicios de fuerza: consisten en ejercicios de repetición con peso, como mancuernas o gomas elásticas, para mejorar la tonificación y fuerza muscular del/la paciente.

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Precauciones para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis

A pesar de que estos ejercicios de fisioterapia implican un amplio abanico de beneficios, es importante tener en cuenta ciertas precauciones generales para pacientes con enfermedad renal en diálisis peritoneal y hemodiálisis:

Evitar la fatiga excesiva

El programa de fisioterapia debe encontrarse en un rango de intensidad acorde a las posibilidades del/la paciente, ya que si llega a un nivel de cansancio extremo puede ser peligroso.

Además, las sesiones siempre deberán estar supervisadas y pautadas por personal profesional, el cual intentará ir aumentando progresivamente, y en función de las posibilidades del/la paciente, la tolerancia a la fatiga de la persona con enfermedad renal.

Cuidado con la fístula

Es importante seguir las indicaciones del nefrólogo en cada caso individual para la realización de los ejercicios fisioterapéuticos con la fístula.

Durante los primeros días tras la colocación de la fístula es recomendable no realizar mucha actividad física y mantener una buena higiene. Una vez se retiren los puntos y haya cicatrizado la herida, se deberá tener precaución con golpes o ejercicios muy intensos que puedan afectar al compromiso de la fístula.

Ejercicios de la pared abdominal

Los pacientes en tratamiento de diálisis peritoneal deben tener especial precaución con los ejercicios que involucran la pared abdominal.

Además, no deben realizar sesiones de ejercicio mientras puedan tener líquido dentro, ya que existe peligro de que se forme una hernia o aumente la presión del catéter. Debemos evitar acodamientos o compresiones en el cáteter y la zona de colocación.

Mejor momento para las sesiones

Existen ciertas pautas sobre cuándo es preferible que se realicen las sesiones de fisioterapia, en relación al cansancio del/la paciente y la propia dialización del tratamiento.

El mejor momento para que las personas en diálisis peritoneal o hemodiálisis practiquen ejercicio físico es antes del tratamiento o los días en los que libren de este. También puede ser interesante la realización de ejercicio durante la misma dialización, aunque debe ser totalmente supervisado y adaptado por personal  sanitario.

Cuándo no realizar ejercicio

No es recomendable que los/las pacientes renales realicen ejercicio físico en caso de que sufran cualquier síntoma significativo, como fiebre, mareos o dolor de pecho.

Al igual que sucede si la persona efectúa un esfuerzo extremo, llevar a cabo las sesiones bajo dichas circunstancias puede provocar el agravamiento de la enfermedad, caídas o aumentar el riesgo de sufrir alguna lesión.

Prevención de patologías óseas

Las personas con enfermedad renal tienen especial tendencia a desarrollar afecciones óseas, como la osteoporosis o la osteodistrofia renal.

Por eso, es un factor muy importante a tener en cuenta a la hora de establecer el programa de ejercicios que va a realizar el/la paciente, para excluir aquellos que no puede realizar o le puedan perjudicar a nivel óseo.

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Programa de fisioterapia para pacientes renales trasplantados

En el caso de pacientes renales trasplantados, sigue siendo fundamental el mantenimiento de una vida activa en combinación con una buena alimentación, pues ayuda a mantener un control del peso corporal, mejora la imagen personal, independencia y autonomía del paciente para las actividades de la vida diaria, entre otras cosas.

Además, la práctica del ejercicio físico en pacientes trasplantados puede disminuir el riesgo de padecer diversas enfermedades asociadas como diabetes, ciertos tipos de cáncer, niveles de colesterol alto, hipertensión arterial y otras enfermedades cardiovasculares o respiratorias.

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Ejercicios para pacientes renales trasplantados

Al igual que sucede con el programa de fisioterapia para pacientes en diálisis peritoneal o hemodiálisis, el guión de tratamiento para pacientes renales trasplantados debe ser totalmente personalizado y en función de las posibilidades de cada persona.

Estos son los ejercicios de fisioterapia recomendados para pacientes renales trasplantados:

  • Ejercicio aeróbico: ejercicios que implican la activación cardiaca, como caminar, nadar o montar en bicicleta.
  • Ejercicio de movilidad: se trabaja la movilidad global y articular, así como estiramientos, ejercicios de equilibrio y estabilidad para disminuir la tensión muscular. También yoga o pilates adaptado puede ser interesante.
  • Ejercicios respiratorios: después del trasplante cobra especial importancia el trabajo de reeducación de la respiración y el diafragma para que haya una mejora en la movilidad respiratoria tras la intervención y el cambio de presión intraabdominal que esto supone. Es posible practicar la respiración tanto en ejercicios específicos como incluirlo dentro de ejercicios de fuerza o movilidad.
  • Ejercicios de fuerza: hace referencia a cualquier actividad que potencie el fortalecimiento muscular. Puede ser de distinta intensidad dependiendo del estadio y las capacidades de cada paciente: ejercicios isométricos, de resistencia con gomas elásticas o mancuernas, e incluso subir y bajar escaleras con algún tipo de peso.
  • Ejercicios de pared abdominal: es importante que los pacientes renales trasplantados realicen ejercicios que impliquen trabajo y fortalecimiento de la pared abdominal, como isométricos o planchas. Aunque siempre con cuidado y con supervisión por parte de un profesional que corrobore que está haciendo bien el ejercicio y respetando siempre los tiempos quirúrgicos.

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Una intervención de trasplante de riñón conlleva una disminución de la condición física para el/la paciente, por el tiempo encamado, por lo que, aunque los ejercicios fisioterapéuticos son muy beneficiosos para este, es importante tener en cuenta ciertas precauciones para pacientes renales trasplantados:

Proceso postquirúrgico

Durante la primera etapa de la postcirugía se produce una disminución del estado y condición física, debido a la propia cirugía, la medicación y la gran cantidad de tiempo encamado.

Por tanto, cuando empiece a realizar ejercicio físico deberá comenzar con cuidado en una baja intensidad e ir aumentándola paulatinamente a medida que vaya recuperando la condición física.

Evitar la fatiga

El guión de tratamiento debe estar personalizado y programado por personal profesional en función de las capacidades de la persona con enfermedad renal, ya que si las sesiones de ejercicio suponen un esfuerzo extremo para el/la paciente puede ser peligroso o afectar en detrimento para sus AVD.

Por eso, es preferible que comience el programa de fisioterapia desde un nivel de intensidad medio/bajo y se vaya aumentando progresivamente según la respuesta física del/la paciente.

Cuidado con la presión abdominal

La cirugía de trasplante renal supone un cambio de presión intraabdominal, por lo que se deben evitar los aumentos de presión bruscos durante los ejercicios de abdomen, así como aquellos que impliquen una hiperextensión del abdomen y movimientos que puedan ser perjudiciales para la zona. Debemos respetar los tiempos médicos tras la intervención.

Esta precaución es importante tanto en las primeras fases como en cualquier etapa de la enfermedad, pues existe el riesgo de que se formen hernias.

Cuándo no realizar ejercicio

Al igual que sucede con las personas en tratamiento de diálisis peritoneal o hemodiálisis, para pacientes trasplantados tampoco es recomendable realizar ejercicio físico en caso de cualquier síntoma como fiebre, mareos o dolor de pecho.

Si el/la paciente efectúa las sesiones de fisioterapia con estos dolores puede conllevar el agravamiento de la enfermedad, caídas o aumentar el riesgo de sufrir alguna otra lesión.

Prevención de patologías óseas

Como hemos explicado, la enfermedad renal está muy ligada con el desarrollo de afecciones óseas, lo que puede significar un gran impacto en el estado físico.

Por tanto, es fundamental que el plan de tratamiento de fisioterapia no incluya ningún ejercicio que el/la paciente no sea capaz de realizar o pueda propiciar un compromiso a nivel óseo.

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David Garrido

Contenido supervisado por David Garrido López

Fisioterapeuta del equipo multidisciplinar de Alcer-Turia

Graduado en Fisioterapia y Máster Oficial en Fisioterapia Manipulativa Articular y Técnicas de Tejidos Blandos y Osteopatía en la Universidad de Almería. Colegiado en el Ilustre Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad Valenciana (ICOFCV). Entre su experiencia laboral destaca su trabajo con pacientes neurológicos, geriátricos y deportivos. Además, cuenta con varios cursos de fisioterapia (como el de inhibición al dolor o pilates de suelo aplicado a patología).

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