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El diagnóstico de enfermedad renal crónica (ERC) implica un impacto en el día a día del paciente que la sufre, pues desde ese momento va a suponer cambios en su vida cotidiana.
Todas estas alteraciones en su rutina puede conllevar que a largo plazo se desencadenen problemas de salud emocional, por eso es importante contar con recursos que ayuden a asumir y convivir con estos cambios.

Desde Alcer Turia hemos hecho este artículo para hablar sobre la importancia de las herramientas psicológicas para vivir mejor con una enfermedad crónica. Si quieres saber más, ¡sigue leyendo!

Importancia de la calidad de vida

Uno de los factores que dotan de importancia a las herramientas psicológicas durante una enfermedad renal crónica es mejorar o mantener la calidad de vida.

La calidad de vida se compone de distintos ámbitos como la vivienda, la educación, el trabajo o la salud; y condicionan el bienestar y desarrollo integral de la persona. Una calidad de vida deficiente perjudica en el aspecto físico, psicológico y emocional.

Cuando la calidad de vida se ve afectada en el campo de la salud, ya sea física o emocional, impacta en gran medida en el día a día del paciente. Por eso, es importante mantener una vida lo más normalizada posible dentro de las circunstancias mediante recursos psicológicos que pueden ayudar a vivir en mejores condiciones y adaptarse a la nueva situación lo mejor que se pueda.

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Efectos psicológicos y personales de la enfermedad renal crónica

La enfermedad renal crónica genera una serie de efectos psicológicos y personales en el paciente, es por eso que cobran tanta importancia los recursos y herramientas psicológicas para manejarlos y mantener la calidad de vida.

Aunque es cierto que puede tratarse de una relación causal bidireccional, en la que la persona ya tuviese una patología psicológica previamente y se vea acrecentada por la enfermedad renal, en muchos casos suelen aparecer a partir del momento del diagnóstico.

Los efectos psicológicos de la enfermedad renal crónica más comunes son:

Dolor

El dolor es un efecto muy presente en la vida de los enfermos renales crónicos, especialmente en ciertas fases de la enfermedad. El dolor aparece sobre todo en fases de sintomatología, como la de menor filtrado, en momentos de intervenciones quirúrgicas o cuando la enfermedad está en fase avanzada, ya que los tratamientos de diálisis o de trasplante a lo largo del tiempo repercuten a nivel óseo-articular.

Es importante manejar la sensación de dolor para sobrellevar lo mejor posible la enfermedad y el tratamiento que conlleva. Para ello, es recomendable realizar actividad física moderada y practicar actividades que puedan dejar al dolor en segundo plano. Así pues, también es importante comprobar que hay una buena adhesión al tratamiento médico, puesto que muchas veces el paciente no está llevando a cabo prescripciones médicas que pueden contribuir a la mejora del dolor físico.

Si no se realiza este manejo del dolor puede terminar añadiéndose una sensación de angustia, lo que haría que pasase de un dolor inevitable a un sufrimiento añadido.

Duelo

Un factor muy característico que afecta en la vida personal del paciente renal es el duelo que supone aceptar la enfermedad y pérdida de salud.

Generalmente, se tiende a pensar que el duelo hace únicamente referencia a la pérdida de un ser querido, pero lo cierto es que también existe el duelo por la pérdida de salud y bienestar.

El duelo es un proceso largo al que se debe enfrentar el paciente durante toda su enfermedad. Cuando el paciente es diagnosticado siente vulnerabilidad, impotencia y miedo hacia el futuro. Posteriormente, durante el tratamiento, la persona siente dependencia y limitaciones debido a su enfermedad, tanto la pérdida de la energía o resistencia física como la pérdida en las relaciones sociales por no poder llevar el
ritmo de vida exactamente igual al que tenía antes. Todos estos sentimientos generan un malestar emocional en el paciente a nivel general.

Depresión

La depresión es una de las variables psicológicas principales que el paciente renal suele presentar. Normalmente, suele surgir durante el final del filtrado, correspondiente a la fase de Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA) en la que se comienza el tratamiento de diálisis. Y a medida que el paciente vaya empeorando, podría avanzar también esta patología psicológica.

Este estado depresivo viene provocado principalmente por la pérdida de reforzadores positivos a nivel general en la vida del paciente. Como, por ejemplo, reforzadores laborales, económicos, sociales, sexuales, de actividad o tiempo personal. Toda esta situación, y dependiendo de los ámbitos del paciente que hayan sido afectados, será lo que determine el grado de la depresión: moderada, grave o extrema.

Ansiedad

La ansiedad es, junto a la depresión, la afección psicológica más presente en los pacientes renales. Se puede manifestar mediante conductas físicas de nerviosismo o una excesiva activación, como con el síndrome de los pies inquietos; o de forma oculta a través de pensamientos en un estado de alerta mental constante.

La gestión de la ansiedad es esencial, pues la mente de los pacientes busca de manera incesante una solución a su actual situación vital estresante, lo que le genera una sensación de angustia contínua.

Los episodios de ansiedad suelen aparecer en momentos en los que el paciente toma conciencia de la gravedad de su patología. Como, por ejemplo, cuando entran en la fase ERCA o le van a realizar un trasplante. Además, al igual que con la depresión, la ansiedad también viene condicionada por la pérdida de reforzadores en el día a día del paciente.

Estrés

El estrés es un efecto psicológico que se manifiesta de forma muy parecida a la ansiedad, pero se trata más de una cuestión situacional.

Este efecto psicológico se desarrolla ante la propia exigencia de adaptar nuevas rutinas. Como, por ejemplo, la dieta disciplinada, condiciones higiénicas, nuevos horarios, tratamientos con requisitos muy concretos como la hemodiálisis… por citar algunos de los cambios de una larga lista, en muchas ocasiones, a la que se tiene que adaptar.

Por tanto, la mejor forma de manejar el estrés es afrontar y adaptarse a esa nueva situación concreta que provoca esta alteración del estado de ánimo. A medida que se vaya enfrentando, el agobio o estrés irán desapareciendo.

Impacto sobre el sistema familiar

En ocasiones, la enfermedad renal crónica puede producir un deterioro en el sistema familiar, puesto que los pacientes con ciertos roles familiares se pueden ver afectados en sus funciones.

La enfermedad supone una pérdida de la normalidad familiar, como por ejemplo que los abuelos enfermos no puedan recoger a los nietos del colegio, que el niño enfermo pierda clases y sus hermanos se sientan desatendidos, o que los padres tengan que pedir días libres para llevar a su hijo a las citas médicas. Estas nuevas circunstancias y hábitos exigentes generan un ambiente de estrés, saturación y deterioro en toda la unidad familiar.

No obstante, también hay veces que la enfermedad renal provoca el efecto contrario y genera mayor cohesión familiar. En estos casos la familia se une para apoyar al paciente enfermo y le ayudan con todas las citas médicas, tratamiento y cuidados que necesite. Incluso así, en algunos casos se termina desarrollando una sobreprotección familiar.

Alteraciones del sueño

Otra de las alteraciones que la enfermedad renal crónica puede ocasionar en la vida personal del paciente son los trastornos del sueño. Especialmente suelen aparecer durante las fases de ERCA.

Varios estudios, como el de “Trastornos del sueño en el paciente con enfermedad renal crónica avanzada”, confirman que las alteraciones del sueño son muy comunes en los pacientes renales avanzados, tanto en prediálisis como en tratamiento renal sustitutivo. Además, los trastornos más frecuentes son el insomnio, el síndrome de piernas inquietas, la apnea obstructiva del sueño y la somnolencia diurna excesiva.

Estas alteraciones del sueño pueden venir provocados en parte por sintomatología o incomodidad de enfermedades y sus tratamientos como la Diabetes Mellitus, hipertensión arterial, problemas respiratorios y tiempo en diálisis; o condicionado por afecciones psicológicas como la ansiedad o la depresión.

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Herramientas psicológicas para vivir mejor con ERC

Como hemos dicho, la enfermedad renal crónica afecta en la calidad de vida del paciente que la sufre. Esto se debe, en parte, a la no aceptación de la enfermedad e incorporación de nuevas rutinas en su día a día.
Ante esta situación, es recomendable acudir a ayuda profesional para vivir en las mejores condiciones posibles. Como es el caso de la psicoterapia, que te ofrece una serie de recursos psicológicos enfocados a vivir mejor con la enfermedad.

Estas son algunas de las herramientas de psicoterapia más recomendadas:

  1. Manejo de los pensamientos negativos ➤
  2. Afrontamiento ➤
  3. Relajación profunda con visualización ➤
  4. Respiración diafragmática – meditación ➤
  5. Trabajo de la expresión emocional ➤
  6. Psicoterapia grupal ➤

Manejo de los pensamientos negativos

La práctica del manejo de pensamientos negativos compone la parte central de la psicoterapia. Pues, si no se bloquean y cambian los pensamientos irracionales que no representan la realidad, siempre van a generar emociones desajustadas que impedirán trabajar otras áreas en psicoterapia.

De hecho, una de las herramientas principales de la psicoterapia es la terapia cognitiva, que se basa en el trabajo de estas 4 claves entre la realidad, las emociones y los pensamientos:

  • Flexibilidad-Rigidez
  • Realismo
  • Utilidad
  • Ajuste emocional de los pensamientos

Afrontamiento

El afrontamiento es un factor clave en la intervención de la psicoterapia, hay que reforzar y ayudar al paciente para que afronte aquellos aspectos o situaciones que le causan ansiedad o estrés.

El afrontamiento puede realizarse ante un estímulo concreto o una situación más general. En el primer caso estaríamos hablando de una especie de fobia hacia un estímulo ansiógeno como, por ejemplo, un tratamiento o prueba médica como las punciones de diálisis. El tratamiento de psicoterapia se basaría en practicar, trabajar y planificar ese afrontamiento concreto.

En el caso del afrontamiento general ante nuevos cambios, la labor de la psicoterapia consistiría en acompañar, apoyar psicológicamente y ofrecer herramientas para las nuevas rutinas incorporadas.

Relajación profunda con visualización

La respiración profunda con visualización es una técnica de psicoterapia que se utiliza para tratar trastornos o fobias específicas como el insomnio o el miedo a la punción.

Este método consiste en una visualización guiada en la que se activa la imaginación y los cinco sentidos del paciente para conseguir relajar su mente y cuerpo. De esta forma se consigue transportarlo a otro estado en el que está más concentrado, se disminuye su estrés, dolor y ansiedad; mejora su ciclo del sueño y tiene una sensación de mayor control.

No obstante, este recurso se utiliza de manera muy puntual, ya que conlleva mucho tiempo y ocupa prácticamente toda la sesión de terapia.

Respiración diafragmática-meditación

Mucho más habitual y utilizada que la anterior es la respiración diafragmática o meditación, que constituye otro método de relajación de psicoterapia. Normalmente, también se utiliza en técnicas de salud física como el mindfulness, yoga o pilates.

Este tipo de respiración consiste en una contracción y expansión del diafragma o zona ventral, generando una respiración profunda desde el diafragma.

Meditar tiene muchos beneficios para el paciente, pues le ayuda a sentirse más tranquilo, disminuir el estrés y la ansiedad, incluso reducir la presión arterial o mejorar el sueño. 

Trabajo de la expresión emocional

El trabajo del lenguaje y la expresión emocional es otro de los ámbitos que se trabajan en la psicoterapia, pues es importante que el paciente se muestre abierto con sus sentimientos para tratar, manejar, regular o gestionarlos.

El primer paso es ayudar al paciente a que sea consciente de lo que siente e identifique esos pensamientos que está ignorando. Una vez ya haya conectado y aceptado sus propios pensamientos, el paciente deberá expresarlos para afrontar esa emoción negativa que le generan.

Es importante que todo lo tratado durante las sesiones de psicoterapia lo siga trabajando el paciente en su día a día para manejar y regular las emociones que le surjan.

Psicoterapia grupal

A veces un paciente necesita conocer y hablar con otras personas que están pasando por lo mismo que él para reconfortarse emocionalmente. Por eso, es recomendable acudir a sesiones de psicoterapia grupal.

La psicoterapia grupal es una herramienta en la que se agrupan en la misma sesión a pacientes con problemas emocionales parecidos para que, bajo la ayuda del psicólogo, puedan expresar lo que sienten con mayor comodidad.

Este tipo de sesiones grupales son utilizadas mayormente para tratar patologías como la ansiedad, la depresión, enfermedades crónicas y fobias. Así pues, resultan muy efectivas para que los pacientes se sientan comprendidos y se potencien mutuamente el cambio psicológico.

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Actividades saludables de la vida diaria que contribuyen a mejorar el bienestar con la enfermedad renal

Además de las herramientas psicológicas anteriormente explicadas, existen otras actividades saludables de la vida diaria que también contribuyen a mejorar el bienestar con la enfermedad renal; como aportación de la psicología conductual.

La psicología conductual se basa en el mecanismo de estímulo-respuesta-consecuencia y se centra en el funcionamiento de la conducta humana y la interacción con el entorno que la rodea. De este modo, considera las conductas y actividades humanas como herramientas psicológicas para gestionar distintas situaciones.

Estas son algunas de las actividades cotidianas que pueden ayudarte a mejorar tu bienestar durante la enfermedad renal:

Mantener actividades en la vida diaria

Es importante mantener al menos una actividad en la vida cotidiana que implique tanto áreas personales como motrices. Por ejemplo, actividades de psicomotricidad fina como hacer punto, puzzles o maquetas, o de actividad cerebral como leer, los sudokus, cálculo, sopas de letras o con dispositivos varios que activen la mente.

Asimismo, cualquier actividad diaria que suponga mantener una rutina y una distracción puede ser beneficiosa para el paciente, como realizar las tareas del hogar. Por otro lado, también puede ser una buena oportunidad esta para incorporar actividades que no se realizaban anteriormente, pero que ahora sí se les puede dedicar el tiempo necesario.

Actividades de ejercicio

Al igual que la psicomotricidad fina, es recomendable incluir en la conducta de los enfermos renales actividades que activen la psicomotricidad gruesa. Como, por ejemplo, caminar, correr o algún deporte moderado.

Cualquier mínima actividad física como subir escaleras o ir andando al trabajo puede mejorar el bienestar del paciente. Además, la práctica de ejercicio no ayuda solo a nivel conductual, sino que también provoca la generación de endorfinas que benefician a nivel emocional.

Recuperar actividades anteriores a la aparición de la enfermedad renal

Muchas veces la enfermedad renal provoca que los pacientes abandonen sus rutinas de antes de ser diagnosticados y dejen de practicar actividades que les gustaban.

Lo más recomendable es, si es posible, recuperar aquellas actividades que formaban parte de la vida diaria antes de la aparición de la enfermedad, pues de esta forma el paciente no notará que ha cambiado su vida significativamente y se ajustará mejor a nivel emocional.

Actividades sociales y contacto con los demás

Además de las actividades personales, es importante mantener actividades sociales y contacto con las personas del entorno, ya que contribuye al bienestar emocional del paciente renal.

Unas risas con amigos, o simplemente el sentimiento de apoyo social puede potenciar una actitud mucho más positiva respecto a la enfermedad. Además, hay ciertas actividades que en grupo resultan mucho más divertidas que en solitario y pueden ayudar a que el paciente evada su mente, como salir a caminar, charlar, juegos de mesa o cualquier actividad que implique relaciones sociales.

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Conclusiones generales de nuestro psicólogo

La enfermedad renal crónica supone un impacto en todas las áreas vitales de la persona que la sufre. Tanto a nivel individual en su físico, su estado psicológico y sus pensamientos y emociones; como a nivel externo en relación con el entorno, la realidad, el ocio, sus personas cercanas y su trabajo. Por lo que supone una ola de sentimientos, desajustes y emociones difíciles de manejar, regular y normalizar.

Ante esta nueva etapa de cambios y dificultades lo más recomendable es buscar ayuda profesional de un psicólogo que te oriente, te acompañe y te apoye. Él trabajará contigo para potenciar los recursos que ya tienes o implementar aquellos que necesites.

La ayuda psicológica puede tratarse de un apunte de información, una visita mensual o dos momentos puntuales al año. Dependiendo de la fase de la enfermedad, requerirá de mayor o menor periodicidad.

Así pues, la labor del psicólogo no va únicamente destinada a los propios pacientes, sino también a los familiares y allegados de este, pues su vida cotidiana también se ve afectada y pueden beneficiarse de este apoyo psicológico.

Además, también hay otros profesionales que pueden contribuir en la adaptación y normalización de la situación. En Alcer Turia contamos con un equipo multidisciplinar formado por los departamentos de trabajo social, nutrición, fisioterapia y psicología. En todos ellos contamos con profesionales con experiencia que estarán dispuestos a ayudarte en todo lo que necesites durante el proceso de tu enfermedad renal.

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Guzmán Robles

Contenido supervisado por Guzmán Robles

Psicólogo del equipo multidisciplinar de Alcer Turia

Licenciado en Psicología por la Universidad de Valencia y colegiado como psicólogo sanitario. Postgrado Master en Psicología Clínica y Terapia de Conducta, de orientación cognitivo conductual. Es colaborador de la sección de Nefrología Infantil del Hospital La Fe de Valencia y el área de Nefrología del Hospital Dr. Peset de Valencia. Psicólogo de los Grupos de Autoayuda en sus numerosas ediciones y experiencia como formador, participación en congresos y ponencias sobre enfermedad renal. 

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