La hematuria se entiende como la presencia de sangre en la orina, lo que indica que se encuentran glóbulos rojos en el tracto urinario. Puede ser visible a simple vista porque la orina adquiere un color rojizo o marrón, lo que se define como hematuria macroscópica, o detectarse únicamente mediante un análisis de orina, en cuyo caso se denomina hematuria microscópica.
Existen diversas causas por las que puede producirse hematuria, desde infecciones urinarias y cálculos renales hasta traumatismos, tumores en el tracto urinario y el riñón o enfermedades renales como la glomerulonefritis. No obstante, en algunos casos puede desarrollarse hematuria temporal debido a realizar ejercicio intenso o el consumo de ciertos medicamentos.
La hematuria no es una enfermedad, sino un síntoma, por lo que su tratamiento depende directamente de la causa subyacente que la esté provocando. Por eso, resulta fundamental realizar un diagnóstico temprano e identificar la causa mediante una evaluación médica detallada que puede incluir análisis de orina, estudios de imagen como ecografías o tomografías, o incluso una cistoscopia para visualizar el interior de la vejiga.