Una fístula arteriovenosa es una conexión o abertura quirúrgica debajo de la piel que une la arteria con una vena.
El objetivo de este acceso es formar un vaso sanguíneo de mayor flujo y fuerza. Es por esto que es muy común en pacientes que necesitan diálisis o hemodiálisis, pues garantiza que la vena va a poder soportar las agujas del tratamiento.
Durante estos tratamientos nombrados, la fístula arteriovenosa actúa como puente entre la vena y la máquina dializadora, por el que la sangre sale y regresa filtrada.
La fístula arteriovenosa tarda entre 3 o 4 meses en formarse, pero puede usarse a lo largo de muchos años.