La calcificación vascular consiste en el depósito de sales de fosfato de calcio en la pared de las arterias, como si se tratara de una especie de “rocas”. Esta acumulación de calcio impide que las arterias puedan dilatarse o contraerse con normalidad y, por tanto, se producen alteraciones en la regulación de la presión sanguínea.
Se trata de una patología muy común durante la enfermedad renal crónica, normalmente asociada al padecimiento de aterosclerosis. Esta condición puede suponer una serie de consecuencias fisiopatológicas-cardiovasculares para el paciente renal, como dolores en el pecho, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.