El balance hídrico se entiende como el equilibrio que existe entre la cantidad de agua que ingiere un organismo y la cantidad que elimina este mismo. Se considera una medida de balance hídrico adecuada cuando la cantidad de líquido ingerido iguala la cantidad eliminada por el cuerpo.
La ERC es un factor de riesgo de que surjan anomalías en el balance hídrico, puesto que los riñones se encargan de regular la cantidad de agua corporal, entre otras funciones. Durante la enfermedad renal crónica avanzada (ERCA) los riñones pueden perder la capacidad de drenaje y conllevar complicaciones como la retención de líquidos, hipertensión arterial o insuficiencia cardiaca. Asimismo, si los riñones eliminan agua en exceso también pueden surgir dificultades relacionadas con la deshidratación y el nivel de electrolitos en el cuerpo.
Por eso, cobra gran importancia mantener un control del balance hídrico, especialmente en las personas con enfermedad renal crónica, pues condiciona el buen funcionamiento de las células y sistemas del organismo. Para ello, el personal médico puede realizar ajustes nutricionales en la dieta, restringir la ingesta de líquidos o conducir al paciente a comenzar un tratamiento renal sustitutivo para mantener el equilibrio adecuado de fluidos en el organismo.