La bacteriuria es la presencia de bacterias en la orina, la cual puede ser asintomática o sintomática, cuando se acompaña de molestias como disuria, fiebre o dolor en la región lumbar. Aunque no siempre indica infección activa, puede ser un signo temprano de problemas en el tracto urinario.
En pacientes con enfermedad renal crónica, la bacteriuria puede aumentar la susceptibilidad a infecciones urinarias recurrentes debido a la disminución del sistema inmunitario y la alteración de la excreción urinaria, lo que agrava la función renal y puede acelerar la progresión de la enfermedad.
El tratamiento de la bacteriuria depende de su naturaleza y del contexto clínico. En pacientes con ERC, las infecciones urinarias deben manejarse con precaución, utilizando antibióticos que no sean nefrotóxicos y evitando el uso innecesario en casos asintomáticos, para reducir el riesgo de resistencia bacteriana. Una detección temprana es esencial para prevenir complicaciones mayores, como pielonefritis o sepsis urinaria, especialmente en pacientes con función renal deteriorada.